Cerramientos de terrazas: una burbuja de tu hogar en el exterior

Muchas personas buscan combinar la comodidad e intimidad de su hogar con la libertad y el aire libre de los espacios exteriores. Terrazas, jardines o porches son ideales para respirar y vivir en el exterior, pero en ocasiones nos dejan demasiado expuestos ante miradas de vecinos, de edificios anexos e incluso de la calle. Por eso, puede ser una buena solución optar por crear un espacio híbrido mediante cerramientos de terrazas, una manera de combinar la amplitud y posibilidades del exterior con la funcionalidad e intimidad del interior.

Los cerramientos de terrazas plantean una duda razonable: ¿Se gana una habitación o se pierde una terraza? Esta cuestión no tiene una respuesta definitiva, ya que el resultado de optar por esta opción es una mezcla de ambas. Se consigue crear ese espacio mixto con las comodidades del interior y la apertura del exterior… siempre que lo hagamos bien.

¿Cómo hacer cerramientos de terrazas?

Para que ese espacio híbrido tenga lo mejor de ambas facetas, y no lo contrario, debemos primero saber cómo hacerlo. Los cerramientos de terrazas son uno de los puntos importantes a abordar a la hora de hacer una reforma integral: debemos valorar todas las opciones posibles entre acristalamiento de terrazas, cerramientos abatibles, cerramientos de aluminio, cerramientos de cristal, cubiertas para terrazas… Un sinfín de opciones que, aunque todas buenas por separado, no necesariamente encajarán en todas las viviendas.

Ese mixto entre los beneficios del exterior y del interior lo conseguiremos siguiendo unos pasos concretos. En primer lugar, y el más importante, analizando la conjunción entre el espacio disponible y las necesidades que queremos cubrir. No es lo mismo instalar cerramientos de terrazas en un balcón de cuatro metros cuadrados de un piso en plena ciudad que un gran jardín al que busquemos dotar de una zona amplia para, por ejemplo, organizar cenas o barbacoas. A objetivos y recursos diferentes, optaremos por opciones y herramientas distintas.

También, por supuesto, habrá que tener en cuenta las normativas de construcción: puede que el proyecto ideal que tenemos en la cabeza no esté permitido dentro de las regulaciones de edificabilidad, por lo que habría que moldearlo o adaptar cualquier posible opción para evitar problemas y órdenes de derribo en el futuro.

Habrá que pensar, además, en la ubicación: quizá una estancia completamente acristalada no sea la mejor idea en un jardín que recibe sol de forma directa durante muchas horas al día, ya que el recalentamiento podría ser incómodo; las aberturas demasiado grandes quizá tampoco funcionen en un ático, ya que el viento podría resultar molesto en el interior de la vivienda. En definitiva, se trata de encontrar la solución ideal para cubrir unas determinadas necesidades en un lugar concreto.

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